Los utópicos y la
guerra
Th. Moro, Utopía, 1516, II,
8.
Además de
la riqueza
interna del país, [los
utópicos] poseen como
creo haber dicho ya, un tesoro inagotable constituido
por las sumas de dinero que les adeudan
muchas naciones
extranjeras. Con él reclutan para la guerra a
mercenarios de todas partes, y sobre todo,
de los zapoletas ["los que viven de
venderse"].
Los zapoletas
son un pueblo situado a unas quinientas millas al este
de Utopía. Un pueblo
bárbaro, feroz y salvaje que prefiere las selvas y las
rocas donde se ha criado. Es gente dura que
aguanta pacientemente el calor, el frío y el trabajo.
Esta raza endurecida desconoce el refinamiento de la
vida y no presta atención alguna a la agricultura, al
confort de la vivienda ni del buen vestir. Sólo se
cuidan de la crianza del ganado, y gran parte vive de la
caza y de la rapiña.Nacidos sólo para la guerra, están
siempre al acecho de la misma. Si se les presenta la
ocasión de hacerla, no la dejan escapar. Dejan en
desbandada sus montañas y venden sus servicios a vil
precio al primero que recluta soldados. No han
conocido más que un arte de vivir: dar muerte. Pero se
baten encarnecidamente y con una fidelidad insobornable
al servicio de los que les pagan. Nunca, sin
embargo, se ajustan por un período determinado. Aceptan
el contrato bajo la condición de pasarse al día
siguiente al enemigo si éste los ofrece un sueldo mayor,
sin perjuicio de volver a enrolarse pasado mañana si son
invitados a ello con un ligero aumento de sueldo.
Rara es la guerra en la que no se encuentre una
buena parte de ellos en los dos ejércitos contendientes.
Sucede a diario que hombres unidos por lazos de sangre y
que, mientras estaban en el mismo bando eran amigos
íntimos, alistados después en ejércitos contrarios se
combaten encarnizadamente. Olvidan familia, y amistad y
se matan mutuamente sin más motivo para esta carnicería
que la despreciable suma de dinero que les llevó a
enrolarse en ejércitos contrarios. Tan
exacta cuenta llevan de esta suma que
bastaría añadir un céntimo a la soldada para pasar al
campo contrario. Esta pasión ha degenerado
en avaricia, tan desenfrenada como inútil.
Lo que los zapoletas ganan con la sangre lo
gastan en libertinaje y en un despilfarro de la peor
estofa.
Este pueblo lucha a favor de los utopianos contra
cualquier enemigo, pues sabe que nadie le paga mejor.
Por su parte, los utopianos que se sirven de los
buenos para sus fines, llaman a estos individuos de la
peor ralea cuando se trata de explotarlos. Cuando
necesitan a los zapoletas, les atraen con bellas
promesas para colocarlos después en los puestos más
peligrosos. La mayor parte de ellos caen
muertos, y naturalmente, no vuelven ya a reclamar lo que
se les había prometido. A los supervivientes se les da
religiosamente el sueldo convenido a
fin
de incitarlos más a nuevas
audacias.
A los utopianos no les
importa nada el que perezca un gran número de estos
mercenarios. Están convencidos de que el género humano
se lo habrá de agradecer, si con ello limpian al
universo de esta hez de pueblo tan lóbrego y
sanguinario.
Además de los zapoletas, los utopianos se sirven
en tiempo de guerra de los soldados de aquellos estados
en cuya defensa hacen la guerra.
En tercer lugar, se sirven de las tropas
auxiliares de las demás naciones amigas. Y sólo en
último lugar destacan a sus propios ciudadanos, de entre
los que eligen un hombre valeroso poniéndolo al frente
de todo el ejército. A las órdenes de éste
colocan dos lugartenientes, sin mando alguno, mientras
está sano y salvo. Si el general muere o cae prisionero,
le sucede inmediatamente el primero de sus
lugartenientes, como por derecho propio. A su vez, es
reemplazado por el segundo, si las circunstancias lo
exigen. Así se evita que la muerte del jefe -los lances
de la guerra son sorprendentes- lleve a la derrota de
todo el ejército.
El reclutamiento de los soldados en cada
ciudad es libre y voluntario. Nadie es obligado a
enrolarse contra su voluntad, a luchar en el extranjero.
Y la razón es que un soldado forzoso no sólo no se
comportará con valentía, sino que transmitirá a sus
camaradas su propia cobardía.
COMENTARIO:
Está comprobado que el origen de los estados
se encuentra con frecuencia en las cofradías de
guerreros, que terminan imponiéndose a las
comunidades de las que proceden y que se hacen
dependientes de ellos por su profesionalidad:
Ni las comunidades pueden
prescindir de sus guerreros, que los protegen y
organizan de forma profesional (“política” viene de
pólemos, “guerra”), ni estos pueden prescindir de
la comunidad que justifica su existencia y les da en
cambio la fama, sin la cual los guerreros no pueden
vivir. Razón por la cual es guerrero es un ser para
la muerte (Clastres). Cuando esto se tiende a olvidar, y
el equilibrio entre las comunidades y sus guerreros se
rompe, los estados dejan de tener futuro. Por lo menos
es lo que ha sucedido hasta el día de hoy. Aunque de
ello se habla poco, por no ser la doctrina que interesa
divulgar a quienes quieren mantener al pueblo sometido a
los intereses de los mercados: “gente muy obediente
hasta en la cama, gente que sólo quiere su pan, su
hembra y su gente en paz. Libertad sin ira”. Se
basan para ello en el pensamiento utópico, que persigue
desde siempre el ideal de una vida sin muerte en el
marco interno de la comunidad, aunque ello
sea hoy por hoy imposible. La muerte es sólo
un accidente de la vida, sin la cual ésta no puede
seguir. Ni siquiera a nivel individual: no podemos
alimentarnos manteniendo la integridad de lo que
consumimos. Lo mismo que también nosotros seremos
consumidos.
La pulsión de muerte, de matar o dejarse matar
por algo, está sin embargo impresa en el corazón del
hombre, en el que las hormonas que predisponen a la
violencia actúan de forma natural. Ello es más acentuado
en el caso de los varones, de tal forma que es normal
que se aparten a veces de la vida familiar para
constituirse en bandas de guerreros (cofradías
o bandas iniciáticas masculinas
(Männerbünde)
como las que se conocen entre los indoiranios, germanos,
itálicos –las curias-, griegos –las
fratrías-, eslavos, hispanos [
http://nova-ordis-gothorum.blogspot.com/2009/11/bandas-guerreras-iniciaticas-entre-los.html
]
etc.). Pues la
vida del grupo es, para el guerrero, superior a la del
individuo.
Si quieres conocer una de esas Männerbünde
actuales, su ética, su valor y su peligrosidad para el
grupo que las acoge (la tensión entre los guerreros y la
comunidad siempre ha sido importante), etc., te invito a
ver un reportaje sobre la Legión Francesa
realizado por National Geographic:
La guerra como sentimiento
1 http://www.youtube.com/watch?v=a1CIpX4Pg18&feature=related
2 http://www.youtube.com/watch?v=65BF3xWE4RA&feature=related
3 http://www.youtube.com/watch?v=KyNNHtHTQgc&feature=related
4 http://www.youtube.com/watch?v=BxDaVaY7_Ik&feature=related
5 http://www.youtube.com/watch?v=btMlgaNtDBU&feature=related
6 http://www.youtube.com/watch?v=sunSUIodu0E&feature=related
Saludos